Un cuarto de siglo del Porsche Carrera GT

Hace 25 años, Porsche presentó en París un prototipo que marcaría el rumbo de sus futuros deportivos: el Carrera GT. Lo que empezó como un proyecto cancelado de resistencia terminó convertido en uno de los superdeportivos más influyentes de comienzos del siglo XXI. Hoy, un cuarto de siglo después, se recuerda tanto por su motor V10 heredado de la competición como por su avanzada construcción en fibra de carbono y su producción artesanal limitada.

El Carrera GT tiene su origen en el LMP 2000, un prototipo concebido para Le Mans a finales de los noventa. El coche nunca llegó a competir, pero su motor de 5.5 litros y 8,900 rpm no se dejó en el olvido. Porsche decidió transformarlo en el corazón de un deportivo homologado para la carretera, conservando el carácter de competición y adaptándolo al uso cotidiano.

La versión de producción, lanzada en 2003, incorporó un motor V10 de 5.7 litros con 612 caballos de fuerza. Alcanzaba 330 km/h y pesaba apenas 1,380 kilogramos gracias al uso intensivo de materiales como fibra de carbono, magnesio y kevlar. Elementos como el monocasco de carbono, la caja de cambios transversal de seis velocidades y el alerón trasero móvil provenían directamente de la experiencia en carreras.

Entre 2003 y 2006 se fabricaron 1,270 unidades en Zuffenhausen y Leipzig, todas montadas de manera artesanal. Hoy, cada ejemplar es considerado una pieza de colección.
Un aniversario conmemorativo
Para celebrar el 25º aniversario, Porsche presentó una colección cápsula en colaboración con el artista parisino Arthur Kar. Para él, el Carrera GT simboliza pura emoción e innovación. Tony Hatter, diseñador de exteriores de la marca en aquel entonces, lo recuerda como un proyecto que condensaba el espíritu de Porsche: trasladar la esencia del automovilismo de competición a un coche de carretera.