El piloto que abrió el camino a Porsche cumple 85 años

Este 4 de abril, Richard Attwood llega a los 85 años con un lugar asegurado en la historia del automovilismo. Su nombre está inevitablemente ligado a una fecha clave: el 14 de junio de 1970, cuando Porsche obtuvo su primera victoria absoluta en las 24 Horas de Le Mans. Han pasado 55 años desde entonces, pero el peso de aquel logro no se ha diluido con el tiempo.
La carrera que lo consagró, junto a Hans Herrmann, marcó el inicio de una trayectoria triunfal para el fabricante alemán en la resistencia. El Porsche 917 KH con el que compitieron resistió no solo la exigencia técnica del trazado francés, sino también condiciones climáticas extremas que pusieron a prueba a toda la parrilla. Ese día, después de 343 vueltas y más de 4.600 kilómetros recorridos, Porsche se inscribió por primera vez entre los ganadores absolutos de la prueba. Desde entonces, suma 19 triunfos, la mayor cifra conseguida por un fabricante en Le Mans.

Un recorrido breve pero determinante
Attwood nació en Wolverhampton, Reino Unido, en 1940. Su vínculo con el mundo del motor fue temprano, influido por el negocio automotriz familiar. En su juventud, comenzó a competir con turismos y posteriormente en la categoría GT. En 1965 debutó en la Fórmula 1 durante el Gran Premio de Mónaco, y hasta 1969 participó con escuderías como BRM, Lotus y Williams.
No obstante, su contribución más relevante al automovilismo llegó fuera de los monoplazas. En 1967, condujo un Porsche 906 Carrera 6 en Zeltweg, logrando el segundo lugar en una participación privada. Su incorporación oficial como piloto de fábrica se dio dos años después. En 1969, consiguió su primera victoria de peso para Porsche al imponerse en los 1.000 km de Zeltweg, ya con el 908/02 Spyder.

La edición de Le Mans que lo cambió todo
Pocas carreras tienen el valor simbólico que tuvo Le Mans en 1970 para Attwood y para Porsche. Competían contra rivales de peso como Ferrari, Matra y Alfa Romeo, y el clima complicó todavía más una prueba ya de por sí demandante. Las lluvias constantes y la baja visibilidad exigieron no solo habilidad, sino una lectura táctica precisa. Attwood y Herrmann mantuvieron el enfoque durante toda la competencia, evitando errores y gestionando los tiempos con inteligencia.
Esa victoria no fue solo un hito deportivo; representó el punto de inflexión para una marca que hasta entonces había sido constante animadora, pero no protagonista absoluta en la resistencia.

Retiro anticipado y vigencia simbólica
Un año después de alcanzar el punto más alto de su carrera, Attwood tomó la decisión de retirarse de las pistas. Tenía apenas 31 años. Su carrera como piloto profesional fue breve en comparación con otros nombres de la época, pero su impacto fue incuestionable.
Con motivo de su aniversario, desde el entorno de Porsche se han expresado reconocimientos a su figura. Michael Steiner, responsable del área de Investigación y Desarrollo, subrayó que Attwood no solo fue un piloto talentoso, sino también un profesional con un profundo entendimiento técnico y un estilo de conducción meticuloso, cualidades que lo destacaron dentro y fuera de la pista.
Hoy, al cumplirse 85 años de su nacimiento y más de medio siglo desde aquel triunfo inolvidable, la figura de Richard Attwood permanece como un referente para quienes observan el automovilismo no solo como una competencia de velocidad, sino como un ejercicio de resistencia, estrategia y temple.