Un 356 restaurado revela el pasado experimental de Porsche

Lo que comenzó como una restauración común terminó por convertirse en el rescate de un modelo irrepetible. Henk Spin, un entusiasta neerlandés de los autos clásicos, compró en 2008 un Porsche 356 A Coupé con la idea de devolverlo a su estado original. Lo que no sabía entonces era que ese vehículo de 1958 ocultaba un origen poco común y una configuración creada a la medida por encargo especial, que lo convertía en uno de los ejemplares más singulares fabricados por la marca.

Un proyecto que cambió de rumbo
El coche fue adquirido en Arizona, en un estado que dejaba mucho que desear. Spin, ya retirado de su carrera en la industria aeronáutica, pensaba dedicarle tiempo a una restauración tradicional. Sin embargo, al desmontarlo, encontró varios elementos que no coincidían con las especificaciones conocidas del modelo. Intrigado por esas diferencias, decidió investigar más a fondo.
Fue así como emprendió un viaje a Stuttgart, a los archivos históricos de Porsche. Allí descubrió un dato clave: una nota taquigrafiada en los registros del carrocero Reutter mencionaba a “Reinhard Schmidt, Hannover”. Gracias a la ayuda de su cuñada, que sabía taquigrafía, logró descifrar la inscripción y entender su relevancia. El vehículo que había comprado no era uno cualquiera: era uno de los ocho “coches Schmidt”.

Quién fue Reinhard Schmidt
Schmidt fue un ingeniero experimental que trabajó para ATE, proveedor de componentes para la industria automotriz. Durante los años cincuenta, utilizó su influencia para encargar a Porsche una serie de vehículos de prueba con configuraciones muy particulares. Se trataba de autos adelantados a su tiempo, fabricados con accesorios y tecnologías poco comunes para la época. Uno de esos modelos fue el 356 A Coupé que, décadas después, cayó en manos de Spin.
La unidad fue entregada directamente a Schmidt el 1 de febrero de 1958. Incorporaba un motor 1600 Super de 75 caballos de fuerza, capaz de alcanzar los 170 km/h, pero lo realmente llamativo era su equipamiento: teléfono inalámbrico, reloj Junghans, luces adicionales, instrumentos modificados, sistema eléctrico especial, entre muchos otros detalles.

Una restauración minuciosa y paciente
La restauración llevó más de diez años e implicó más de 3,000 horas de trabajo. El primer reto fue reconstruir por completo la carrocería, seguida por la recuperación del motor, el sistema eléctrico, la tapicería y cada componente personalizado. Porsche Classic proporcionó varias piezas clave, pero muchas otras fueron localizadas a través de contactos especializados, foros históricos y coleccionistas.
Spin se propuso devolverle al coche su configuración original, tal como fue descrita en los documentos de fábrica de 1958. La lista de detalles incluye pintura blanco Porcelana, interiores en rojo Acella, asientos de cuero napa blanco, botones beige, radio Blaupunkt Köln, antena de 50 cm para el sistema telefónico, luces de emergencia, caja de herramientas oculta bajo el asiento del copiloto, y una réplica exacta de la matrícula de pruebas con la inscripción “Versuchswagen 145”.

Tecnología adelantada a su tiempo
Varios de los accesorios que Schmidt encargó en su momento terminaron incorporándose en años posteriores a modelos de producción. Por eso, más allá de su valor como pieza única, este 356 representa también una etapa de transición en el desarrollo técnico de Porsche. Los llamados “coches Schmidt” funcionaban como plataformas de prueba no oficiales, donde la marca experimentaba con soluciones que luego serían adoptadas por el mercado.
Hoy, gracias al trabajo de Henk Spin, uno de esos vehículos vuelve a circular. Lo hace con el mismo diseño, los mismos componentes y la misma intención con la que fue concebido: desafiar lo establecido y mirar hacia el futuro, incluso desde el pasado.